La mayoría de los vertebrados tragan su comida mediante el “vaciado faríngeo”, que implica introducir una gran cantidad de comida por un esófago ancho y no musculado con la ayuda de los músculos del cuello.
Por el contrario, los mamíferos tienen un esófago musculado y sólo tragan trozos pequeños y discretos de comida (llamados bolos) después de masticar completamente la comida con los dientes.
Esta es una característica que diferencia a los mamíferos de otros vertebrados, ya que han evolucionado para masticar ampliamente su comida.
Por ejemplo, puedes seguir masticando chicle sin tragarlo porque nunca llega a ser lo suficientemente pequeño como para desencadenar el reflejo de deglución.
Por lo tanto, mientras que muchos vertebrados pueden tragar fácilmente su pez entero, los mamíferos, incluidos los carnívoros, no son capaces de hacerlo.
En lugar de ello, arrancan y consumen trozos más pequeños de su alimento. Esta adaptación anatómica permite a los mamíferos procesar y digerir su alimento de manera más eficiente.